Europa también construye muros de la vergüenza. Este trabajo fotográfico de Josep Vecino recoge momentos del invierno de 2017 en Belgrado, Serbia. Este país se halla en la llamada “ruta de los Balcanes”, camino de migración que conecta a Grecia con Austria; en el medio, están también Croacia, Eslovenia, Hungría. De manera similar a lo que sucede en América Latina y en otra regiones del mundo, cruzan esta ruta quienes no pueden pagar coyotes que los ubiquen en barcos, así que caminan. Los caminantes de esta ruta son sobre todo jóvenes y hombres de Afganistán y Siria, pero hay quien llega a cruzar, incluso, desde el Norte de África.
Según cifras oficiales, hay más de siete mil personas en busca del status de refugio sólo en Serbia: esta es la trampa de Europa. Serbia es un país contenedor que recibe dinero de todo el continente y que permite a quienes migran permanecer en su país, pero no les concederán refugio. Esto les impide trabajar y existir, despojados de una identidad plena que les permita llevar una vida digna. Una muestra extrema de esta imposibilidad son olas de suicidios: olas que le dicen a Europa del fracaso total de sus políticas migratorias. Otras cifras, como por ejemplo las de Refugee Aid for Serbia, cuentan más de diez mil personas.
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Estas fotografías muestran a decenas de jóvenes y hombres refugiados en galpones a temperaturas que en el momento de registrarse estas imágenes llegaron hasta a veinte grados Celsius bajo cero. Llegan con poca ropa -algunas imágenes recuerdan los cruces mortales de caminantes de Venezuela por el páramo de Berlín, por ejemplo, antes de llegar a Bucaramanga, Colombia-, mueren por hipotermia y aun los pequeños fuegos que encienden hacen muy difícil respirar; se quema todo para tener calor, lo que provoca también problemas respiratorios.
Como sucedió en Ecuador en 2016 con la expulsión ilegal de más de ciento veinte personas de origen nacional cubano, también en Serbia se destruyen lugares de refugio, también allí cierta dimensión de la “clandestinidad” permite, por lo menos, estar. Allí también la gente tiene miedo de registrarse para ayuda de organizaciones internacionales que traen comida o abrigo: hacerlo produce el temor de ser identificado y deportado o expulsado. Europa, como América Latina, como Estados Unidos, como África, está condenando a millones de personas a vivir sin identidad en los márgenes de los estados que, dice, protegen nuestra vida. Esos galpones ya no existen en Belgrado.
El logo de Corredores Migratorios es la imagen de uno de estos caminantes. Hemos recogido su paso para hablar de los caminos que transitan personas como él en todo el mundo, igual que haremos con otras imágenes que convoquen la reflexión y la acción en torno a la movilidad humana.
Excelente trabajo! Qué imágenes tan desgarradoras
Que impresionante trabajo, este es nuestro mundo, el mundo de la injusticia , las murallas y el porfiado deseo de buscar la vida