Del Rio bordea con Ciudad Acuña. Es conocida por alojar la base aérea de Laughlin, creada el ejército de en 1942, cuya misión fue enseñar a volar a las tripulaciones de bombarderos durante la Segunda Guerra Mundial. Tras esa guerra, la base funcionó como escuela de entrenamiento para pilotos estadounidenses y de naciones aliadas.
Llegando allí aparece entre las montañas una enorme valla publicitaria antiderechos: Take my hand, not my life, dice una frase bajo la imagen de un rozagante bebé blanco y enorme.
Aunque la población clasificada como hispana es un grupo poblacional grande, la cultura, la lengua y el paisaje urbano son blancos. Además, en sus calles se ven parqueados fuera de decenas de casas los automóviles de la patrulla fronteriza. Cientos de policías viven en esos vecindarios.
Del Rio también se conoce como un oasis en el desierto, por su verdor y por estar rodeada de aguas, entre ellas, el Río Grande, que en México es el Río Bravo. Al llegar al control fronterizo Del Rio-Ciudad Acuña, podemos ver esas aguas. Por allí intentan pasar las caravanas para entrar a Estados Unidos.
En ese borde nos recibe Taxi Amigos, un garaje/servicio de transporte/puesto de información donde se puede dejar el transporte con placas gringas para pasar a Ciudad Acuña. La gente con la que hablamos es reticente a darnos información para cruzar. Es de esperar: constatamos una vez más que la vigilancia está muy interiorizada y que el clima policial afecta toda forma de comunicación, por lo menos allí.
La película Como agua para chocolate (1992) se filmó a veinte minutos de Ciudad Acuña, del otro lado de Del Rio. Pilar Aranda, actriz mexicana radicada hoy en Guayaquil, fue Chencha. El equipo de filmación, conformado por actores y personal técnico, estuvo aislado tres meses en esa zona del desierto. Aquí el relato de Pilar: «Vivíamos en un fraccionamiento habitacional que se levantó con la construcción de la Presa de la Amistad, al pie del Río Bravo, hecha por México y Estados Unidos. En la película hubo muchos extras de allí, igual que maquillistas o ayudantes; la gente estaba habituada a las filmaciones por los westerns. Yo filmé unas escenas del lado de Texas, para lo que tuve que gestionar una visa especial. Vivir en el desierto viendo la Presa de la Amistad y el río Bravo siempre a nuestros pies era muy particular.»
Ese filme nos mostraba, en su historia, una frontera. En esa frontera, otro paisaje hoy, de Ciudad Acuña-Del Rio, imborrable de la faz de nuestra memoria. Es el paisaje del 17 de septiembre de 2021 y los días que siguieron. Cerca de diez mil personas se agolparon en Ciudad Acuña, en una caravana haitiana, para pedir asilo en Estados Unidos. Imágenes de la patrulla montada de Texas reprimiendo a la caravana con látigos, desde el agua y la tierra. Hombres blancos de la estirpe de los Texas Rangers reprimiendo a látigo a hombres, mujeres y niños negros en medio de las aguas.
El río es confinamiento, la tierra no se puede besar porque el viaje no termina, el aire recoge los sonidos de los fustes. Por allí pasan miles de personas de las Américas camino del Norte. En esas aguas han luchado, en ellas han dejado de respirar. Tantas vidas se agolpan allí desde Haití, Venezuela, Ecuador, Cuba, Guatemala… La caravana haitiana era un signo de resistencia, aún más por el racismo particular que la atravesaba. Cada vez que una persona cruza esas aguas, todas las personas en tránsito resisten, todas luchan. Muchas de ellas mueren.